Cantar y tocar el piano ha podido fundir ambas actividades en el inicio de mi andadura como pianista repertorista. En los últimos años es la función de pianista que más he desarrollado, por encima de recitales de piano solo, y la verdad es que es donde más cómodo me encuentro, indagando la voz, el fluir de las melodías tanto de arias de ópera, zarzuelas, oratorio como ese género a veces olvidado y que tanto me conmueve como es el lied o la canción. El pianista repertorista no es un mero acompañante, un colchón donde se apoya el cantante, sino un interlocutor entre la masa orquestal –en el caso de reducción para piano- o la escritura pianística y la voz, fusionando ambas, llevando al cantante a cotas de máxima expresión emocional. Poder trabajar con algunas de las voces más importantes del panorama musical me ha aportado un conocimiento que día a día me gustaría seguir mejorándolo y enriqueciéndolo.

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Al margen de la voz, la música de cámara siempre ha tenido un lugar especial en mi día a día, desde mi trabajo como pianista repertorista en el Conservatorio Profesional «Francisco Escudero» de San Sebastián y en Musikene hasta el conocer nuevos repertorios acompañando oposiciones, exámenes, recitales y grabaciones con músicos de toda índole instrumental. Me fascina mi trabajo, es un placer acompañar desde el piano esos variados colores en el plano sonoro y poder compartir y charlar con el resto de músicos, saliendo de esa aparente soledad del pianista solista.