Labor difícil, vista con lupa por muchos melómanos, pero ante todo una simple opinión, un texto totalmente subjetivo, sin marcar ningún tipo de doctrina. A través de la crítica musical he podido unir ambas aficiones, la música y la literatura, intentando describir lo sentido en un concierto de una manera original, no tan elitista ni ortodoxa, abierta a todos los lectores y en mi lengua materna, en euskera, en el periódico “Berria”.

Siguiendo la Quincena Musical, todas las temporadas de la Orquesta Sinfónica de Euskadi y la programación de Kursaal Eszena, la crítica musical me ha aportado un querer buscar el detalle, no quedarse en el “bonito”, “bien interpretado”, “no me ha gustado”, intentando razonar todo lo dicho, sin dejar nada en el aire. Para restar un ápice de seriedad a la música clásica, adoro buscar tintes humorísticos, ironías y metáforas relacionando la música con el deporte, la sociedad o cualquier otro ámbito supuestamente opuesto a la cultura. No pretendo crear tendencia ni que mis textos sean un “palabra de Dios”, simplemente enganchar al lector a indagar más en la audición de cualquier obra musical y que sin tener conocimientos musicales podemos pasar de juicios como el “bien”, “excelente” o “sin más” ante una interpretación a sensaciones más enriquecedoras y explícitas.

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